( Publicado en Revista Creces, Junio 2000 )
Cuando tomamos un taxi y le damos la dirección a la cual queremos que nos lleve, el taxista inmediatamente desarrolla todo un proceso mental, tendiente a imaginar cuál es la ruta más directa y que con más facilidad puede llegar al punto indicado. Todo este proceso se lleva a efecto en el cerebro, en el "centro de navegación". Este ejercicio lo realiza el taxista cada vez que recibe un nuevo pasajero y lo está repitiendo por años.