( Creces, 2012 )
El enorme incremento de la obesidad durante las últimas décadas y su asociación con otras patologías crónicas, ha hecho urgente la búsqueda de medidas terapéuticas más allá de restringir la ingesta calórica y/o inducir cambios del estilo de vida. Se han utilizado fármacos que ayuden a disminuir la ingestas calórica, o que incremente el gasto calórico. Diversas han sido las alternativas, desde drogas que disminuyan el apetito a drogas que disminuyan la absorción intestinal de lípidos, o que incrementen la termogénesis en los adipositos de los depósitos. Dado que la obesidad es una enfermedad, deberá administrarse por vida, por lo que debe asegurarse, más allá de cualquier duda razonable, que ellas no produzcan efectos nocivos a largo plazo.