( Publicado en Revista Creces, Julio 2004 )
Las crías de las ratas nacen ciegas, sordas y hambrientas, por lo que no pueden cuidarse a sí mismas. Al quitarles a sus madres comienzan a chillar en busca de alguien que las socorra. Pero si a las mismas crías se les elimina el receptor neuronal que responde a la morfina, éstas ya no se preocupan de la ausencia de sus madres, ni tampoco piden ayuda a nadie.