( Publicado en Revista Creces, Noviembre 2001 )
De pronto han cambiado las cosas. Armas biológicas de destrucción masiva, que diferentes países han fabricado, están ahora al alcance de grupos terroristas, y con ellas amenazan a poderosas naciones. Han provocado muertes y han sembrado el pánico colectivo y también han amenazado seriamente las economías. Los terroristas disponen de los conocimientos necesarios y ya no requieren de grandes laboratorios o de sofisticadas tecnologías. Hemos visto lo que se puede producir con el bacilo "ántrax". Cualquier persona con conocimientos de bacteriología, puede aislar esta bacteria del suelo o de un animal contaminado y cultivarla en un laboratorio normalmente equipado.