( Publicado en Revista Creces, Agosto 2004 )
La imagen que se generalizo del "hombre de Pekín", que había descubierto y manipulado el fuego y que vivía solitariamente en una caverna, ahora parece no ser cierta. Nuevas investigaciones permiten afirmar que era violento, que no se diferenciaba de otras especies animales, que no cazaba y que vivía alimentándose de la carroña de otros animales.