( Creces, 2016 )
Por miles de años las células de levadura se han usado para fabricar cerveza, pan y vino. Ahora en los tiempos modernos las mismas producen combustibles, substancias químicas y farmacéuticas, como insulina, albúmina sérica humana, vacunas contra la hepatitis, y el papilovirus humano. También han sido manipuladas para que produzcan sustancias químicas a nivel industrial, como ácido succínico, láctico y resveratrol, además de biocombustibles. Ahora, mediante manipulación genética, las han capacitado para que produzcan opiáceos, lo que no deja de preocupar.