( Publicado en Revista Creces, Mayo 1999 )
El transbordador espacial es un aparato de aspecto muy tosco. Su superficie esta cubierta por ladrillos de cerámica, que además agrega demasiado peso. Desgraciadamente tienen que ser así, ya que no se dispone de otro efectivo aislante térmico, que protejan al aparato de las altas temperaturas que se producen al volver a entrar a la atmósfera. Preocupada por ello, la NASA está buscando nuevos materiales aislantes que den seguridad y que al mismo tiempo sean más livianos. Si ello se consigue, podría además el transbordador tener una estructura mucho más aerodinámica. Todo ello llevaría a un enorme ahorro de combustible en el despegue de la Tierra.