( Publicado en Revista Creces, Enero 1991 )
Con la llegada del verano comienzan las condiciones ambientales que permiten la diseminación de la fiebre tifoidea en nuestro país. Esta enfermedad, hija legítima del subdesarrollo. Constituye todavía un pesado lastre para nuestro sistema de salud, dada su incidencia persistente y los múltiples factores que favorecen su presentación.