( Publicado en "La Revolución de la Bioingeniería", Fernando Mönckeberg, 1988,
Editorial Mediterráneo )
Durante el presente siglo, mucho se ha avanzado en el tratamiento de las enfermedades infecciosas, pero poco en su prevención. Aún hoy son numerosas las enfermedades infecciosas que afectan a cientos de millones de seres humanos, y que son causa de elevadas tasas de mortalidad. Aún en los países desarrollados, las enfermedades infecciosas son causa importante de mortalidad, sólo superadas por las enfermedades cardiovasculares y cáncer, en el mundo subdesarrollado, continúan constituyendo la principal causa de muerte, especialmente durante los primeros años de vida. Las infecciones respiratorias y los trastornos digestivos agudos, matan anualmente más de 10 millones de niños. En 1984, fallecieron aproximadamente 400 mil niños de difteria, 5 millones a consecuencia del sarampión, 3 millones de coqueluche, 150 mil de poliomelitis, 300 mil de tétano y 4 millones de tuberculosis. La malaria sigue produciendo estragos (más de 3 millones de muertes al año), al igual que la lepra, la tifoidea, la hepatitis B, la meningitis, la enfermedad reumática, la rabia y la influenza. Las enfermedades de transmisión sexual, como la gonorrea, la sífilis, las infecciones por clamidia y el herpes, en los últimos años han aumentado su incidencia, aún en los países desarrollados.