( Publicado en Revista Creces, Abril 1999 )
Nuestro sol, cada cierto tiempo suele exacerbar su actividad produciendo grandes explosiones energéticas, lanzando enormes burbujas de gas ionizado, que se pueden observar como ejecuciones de su corona. Regularmente esto ocurre una o dos veces en cada década. La erupción de este material solar puede alcanzar la atmósfera de la Tierra, llegando a afectar las comunicaciones satelitales. Una de estas explosiones ocurrió en el año 1989, y golpeó al norte de Quebec.