( Creces, 2007 )
Hace cinco años, nadie había oído hablar de las grasas trans. Hoy para los expertos en nutrición, son el enemigo público número uno. Pero para la industria de alimentos, ellas son las regalonas, ya que son muy resistentes a la rancidez, con lo cual prolongan la vida media del pan, la de productos horneados, los aceites, los snacks, los sustitutos de la leche o cualquier otro alimento procesado. Los restaurantes y vendedores de fritangas los aman porque los aceites con ácidos grasos trans, tienen un punto de fusión bajo y además pueden calentarse y enfriarse repetidamente sin que se destruyan.