( Publicado en Revista Creces, Junio 1984 )
La formación de la lluvia requiere de condiciones atmosféricas muy especiales de temperatura y humedad, como también de la presencia en la atmósfera de diminutas partículas sólidas que actúan como agentes nucleantes. El control de las lluvias, viejo anhelo del hombre, esta todavía lejos de alcanzarse. Y parece mejor que siga así.