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Artículos que te puedan interesar

    ( Publicado en Revista Creces, Junio 2004 )

    Ya se ha demostrado que consumiendo regularmente unos pocos gusanos, es la mejor forma de proteger los intestinos. La observación que se hizo hace algún tiempo (Es bueno tener gusanos en el intestino), ahora, después de haber terminado un detallado ensayo clínico, administrando huevos de gusanos a voluntarios, se confirma un excelente efecto terapéutico. Un brebaje conteniendo miles de huevos de gusanos de cerdo, será próximamente lanzado al mercado en Europa.

      ( Creces, 2009 )

      Alfonso Valenzuela B.* ¡Somos lo que comemos!, esa premisa la hemos escuchado desde siempre, y aceptamos que tiene fundamento científico, ya que de alguna manera la composición de nuestro organismo refleja la composición de nuestra dieta, al menos en el largo plazo. Desde este punto de vista, los ácidos grasos, son quizás los nutrientes que mejor reflejan, junto con los microminerales, el contenido de la dieta en la composición de nuestro organismo. Ahora bien, ¿actualmente comemos lo que deberíamos comer?, al parecer no es así. Este artículo pretende esbozar cómo ha evolucionado la nutrición desde el punto de vista bioquímico, desde nuestros más lejanos antepasados hasta hoy día, particularmente en el rol que han tenido los ácidos grasos omega-3 de origen marino. Nuestra genética, al parecer, sigue siendo un patrimonio de información similar al que tenían nuestros antecesores de la edad de piedra (1). Las mutaciones con efecto positivo, desde el punto de vista evolutivo, ocurren aproximadamente cada cien mil años, por lo cual, según el registro fósil que tenemos de los primeros homínidos, no deberíamos registrar más de 20 o 30 mutaciones con efecto positivo en nuestra nutrición. Por el contrario, también se han producido mutaciones con efecto negativo, y que han modificado nuestra capacidad de adaptación al medio ambiente y/o nutrición. Un ejemplo es la pérdida de la capacidad para biosintetizar el ácido ascórbico a partir de la glucosa por deficiencia de la enzima 1-gluconolactona oxidasa, capacidad que sí tienen otros mamíferos, pero no los primates, incluidos los humanos (2), lo cual nos deja sensibles a su carencia nutricional, la que en el pasado se reflejó en una gran incidencia de escorbuto en numerosas poblaciones. ¿Genética de la edad de piedra y nutrición de la era espacial?, al parecer así es. Nuestro patrimonio genético no ha variado o ha variado muy poco, pero la nutrición actual es notablemente diferente a la de nuestros ancestros. La figura 1 muestra el cuadro evolutivo de los primates, en el cual se han elegido cuatro estadios del desarrollo evolutivo del hombre, y sobre quienes discutiremos acerca de su nutrición y desarrollo (3).

        ( Publicado en Revista Creces, Julio 2001 )

        Una investigación competitiva

        John Ziman, antiguo presidente del Consejo para la Ciencia y la Sociedad en Gran Bretaña, estudia en su libro "Prometeo Encadenado" el aumento de la investigación científica. La investigación científica es una empresa fascinante que desde hace más de trescientos años gana terreno y no deja sospechar su fin. Como lo dice Ziman, "los descubrimientos mayores engendran mucho más preguntas nuevas que los enigmas que resuelven". El número de revistas científicas se dobla cada quince años desde hace tres siglos. La frontera de la ciencia frente a lo desconocido se agranda sin cesar; las aplicaciones se multiplican, ya sea en genética, electricidad o economía, y ellas mismas engendran nuevas investigaciones. Los medios necesarios han cambiado considerablemente. El progreso de las ciencias exactas o en medicina requiere una panoplia de instrumentos complejos cuya vida útil es cada vez más corta. En ciertas áreas, como la física de las partículas, se ha visto y hecho necesario a nivel internacional, adquirir en común, instrumental extraordinariamente costoso. La sofisticación de los equipos va a la par con el desarrollo del trabajo en equipo a través de fronteras interdisciplinarias, ya sean ciencias exactas o ciencias humanas. La investigación científica ha llegado a ser una competencia; aquellos que disponen de instrumental avanzado y equipos de avanzada, en primer lugar.

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