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    ( Creces, 2016 )

    Tratar de explicar cómo y porqué la nutrición puede afectar el desarrollo del cerebro y el rendimiento intelectual presupone que entendemos como es la estructura del sistema nervioso central y como funciona. El cerebro, como cualquier otro órgano está formado por células. Estas células nerviosas se denominan neuronas e interactúan entre ellas. Sin embargo, el cerebro es el órgano más complejo y acerca del cual menos sabemos. Contiene aproximadamente cien mil millones de células neuronales rodeadas por células gliales que les brindan sostén y nutrición (casi exclusivamente glucosa). Las neuronas se comunican con sus propias prolongaciones mediante señales eléctricas y entre sí a través de señales químicas: cada neurona recibe señales provenientes de centenares o miles de otras neuronas. Las neuronas están agrupadas en estructuras que poseen funciones específicas; a pesar de una enorme cantidad de investigaciones a través de diferentes disciplinas, todavía sabemos poco acerca de la forma en que funciona el cerebro. Una analogía muy frecuente compara al cerebro con un computador. Aparte del hecho que ambos utilizan señales eléctricas y de que son capaces de operar a altas velocidades, es el cerebro el que ha diseñado a la computadora y la evolución de la computadora depende de la continua evolución del cerebro y no de la situación opuesta. Esto lleva a plantear dos preguntas de tipo filosófico: ¿puede el cerebro llegar a entender al cerebro? Y, de manera más importante ¿puede el cerebro entender a la mente?.

      ( Publicado en Revista Creces, Mayo 1998 )

      Una tradición subterránea, difícil de erradicar

      "Nunca me voy a olvidar de mi circuncisión, que me la hicieron hace cuarenta años, cuando yo tenía seis años de edad. Una mañana, durante las vacaciones de verano, mi madre me dijo que íbamos a visitar a su hermana en Halfayat (Sudan). Fuimos a su casa, pero después me llevaron a "la casa de ladrillos". Mientras mi madre golpeaba la puerta, yo trataba de leer el nombre escrito en la puerta. De repente me di cuenta que se trataba de la casa de Hajja Alamin. Ella era la persona encargada de hacer la circuncisión en nuestro vecindario. Quede petrificada y luego trate de arrancar, pero me agarraron entre mi madre y mi tía. Ellas decían que allí me iban a purificar. Hajja era la persona más cruel que yo había conocido... Ordenó a su empleada que fuera a comprar una gillet al almacén cercano. A la fuerza me tendieron en una cama con un hoyo al centro y me ataron a ella. Grité con toda mi garganta. La mujer me dijo: ¿Quieres que venga la policía?. Después de esto y sin anestesia, me hicieron la circuncisión. Durante los tres días siguientes no pude comer ni beber. Recuerdo que el tío que supo esto, increpó a mi tía. Mi madre y mi tía se asustaron y decidieron llevarme de nuevo donde la mujer. Con una voz fuerte, me ordenó que me agachara en el piso y que orinara. Me costo mucho por el dolor, pero lo logré. Por mucho tiempo, esto fue muy doloroso. Me demoré mucho en normalizarme. Pero entiendo los motivos de mi madre, que quería purificarme".

      Relato de Abdel Majib, profesora de una escuela de Sudan.

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