( Creces, 2011 )
La urgencia de encontrar substitutos líquidos para el petróleo ha incentivado la producción de los llamados biocombustibles. Ello se ha logrado con éxito, a partir de productos agrícolas, como maíz, raps, soya, azúcar de caña u otros. Sin embargo su utilización ha impactado negativamente en el mercado de alimentos, incrementando substantivamente sus costos. Ahora se busca una segunda etapa de producción de biocombustibles, pero que sea en base a materias primas no alimentos.