( Creces, 2015 )
Cuando se hace circular sangre de una rata joven en los tejidos de una rata vieja, comienzan en esta última a revestirse los daños de la vejez, como la debilidad cardíaca, reparación de músculos esqueléticos, mejoría cerebral, incremento neuronal en el hipotálamo y mayores conexiones neuronales con incremento de la mielinización. Investigaciones recientes identifican factores sanguíneos activos en la sangre joven, a los que atribuyen los diferentes cambios tisulares propios de la vejez.