( Publicado en Revista Creces, Mayo 1999 )
Las vacunas actúan entregando al sistema inmunológico (linfocitos) una información previa de un futuro agresor, de modo que cuando éste realmente llegue, sea rápidamente reconocido y disponga de todos sus armamentos preparados para el ataque y posterior destrucción del agresor. En el organismo, es el linfocito el que al entrar en contacto con la vacuna, produce anticuerpos específicos contra ese germen, de modo que si éste más tarde trata de atacar, los anticuerpos lo destruyen. Es por esto que las vacunas se preparan con los mismos microorganismos que producen la enfermedad, pero previamente atenuados o muertos.