( Publicado en Revista Creces, Enero 2001 )
En Creces de Agosto del 2000 describíamos los nanotubos de carbón producidos en escala nanométrica, que tenían interesantes propiedades. Eran 100 veces más fuertes que el acero y eran tan buenos conductores como los metales o los semiconductores. Sus aplicaciones podrían ser en las más diversas circunstancias, desde la industria electrónica a la fabricación de automóviles resistentes a los choques o estanques livianos reusables para las naves espaciales o incluso para fabricar un cable para atarlo a un satélite, para tener así una especie de elevador espacial. El único problema era el precio, que se elevaba por sobre 2000 dólares el gramo.