( Publicado en Revista Creces, Mayo 2000 )
Desde hace muchos años se ha observado que quienes se inyectaban heroína y morfina tenían una mayor propensión a infecciones, pero no se sabía por qué. Ahora Toby Eisenstein y sus colaboradores, de la Universidad Temple en Philadelphia, tienen una explicación. Ellos alimentaron ratas con una cepa virulenta de Salmonella typhimuriun. A un grupo le agregaron, además, un implante quirúrgico que liberaba morfina y compararon los resultados con un grupo control que no recibió morfina.