( Publicado en Revista Creces, Abril 2004 )
Progresivamente, la educación superior chilena ha ido entrando en un desorden mayor. La rápida expansión de la matrícula, que es un gran avance, se ha visto acompañada por crecientes problemas de financiamiento estudiantil, desniveles académicos entre los planteles de enseñanza, y una diversificación de la oferta docente que ha llevado a un verdadero caos de carreras, sedes y exigencias que ha generado un profundo desconcierto entre los alumnos interesados en ingresar a las entidades, así como de quienes desean contratar a los egresados de los centros de estudios.