( Publicado en Revista Creces, Febrero 1989 )
Junto al desarrollo explosivo de la bioingeniería en los países desarrollados, se advierte una tendencia marcada a monopolizar este nuevo conocimiento en pocas manos. El Tercer Mundo, mientras tanto, observa impasible cómo se teje una red que, dentro de pocos años, lo privará no sólo del goce de los productos de estas nuevas tecnologías, sino, incluso, de las posibilidades reales de generar una ciencia alternativa.