( Publicado en Revista Creces, Agosto 2001 )
De acuerdo a un estudio, se concluye que no es necesario ser violento para matar un lactante (New Scientist, Junio 16, 2001, pág. 4). Jennian Geddes, neuropatólogo del Royal London Hospital y sus colaboradores, han comprobado que el agitar a un niño, sin sujetarle la cabeza, puede dañarle las fibras nerviosas de la región del cuello, las que controlan la respiración. La subsecuente falta de oxígeno hace que el cerebro se hinche (edematice) dramáticamente. Esto causa un daño cerebral del mismo tipo del que se atribuye a traumas directos del cerebro, a consecuencia de golpes violentos.