( Publicado en Revista Creces, Noviembre 1989 )
Luego de nueve meses de un proceso silencioso y solitario en el que un embrión se desarrolla en su continente maternal, se produce el alumbramiento, y con ello la ruptura de la unidad gestante. Este hecho expone a la madre a una inesperada dinámica síquica que deberá recomponer a fuerza de amor y voluntad materna. Este texto expone los efectos sobre la mujer y la sociedad del proceso a través del cual, continuamente, se reanuda la especie.