( Publicado en Revista Creces, Mayo 2000 )
En la época del genoma, ahora le tocó el turno a la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), el insecto más estudiado por los biólogos y los genetistas. Por decenios, ella ha sido el caballo de batalla de diferentes laboratorios y ha servido de modelo para estudiar fenómenos biológicos básicos, ya sea relacionados con la genética, el comportamiento o el desarrollo, e incluso con enfermedades que afectan al hombre. Todo ello debido a que posee grandes cromosomas, fácilmente evidenciables y que al mismo tiempo tiene un ciclo de vida muy corto.