( Publicado en Revista Creces, Noviembre 2002 )
Los animales y también el hombre poseen un reloj interno que responde a la luz solar. La luz estimula la retina, la que a su vez trasmite el estímulo a un lugar del cerebro, llamado núcleo supraóptico. Como consecuencia de ello muchas funciones fisiológicas (especialmente hormonales) varían con los ciclos de luz-oscuridad. Si se cambia el horario de la luz, como cuando se viaja en avión, se altera todo el ciclo y toma algunos días ajustarse a la nueva realidad.