( Publicado en Revista Creces, Agosto 1999 )
Después del fallecimiento de Einstein en el año 1955, su cerebro se midió, se pesó y se fotografió por todos lados, concluyendo que no se diferenciaba de un cerebro promedio. Pero ahora las determinaciones y sus fotografías han sido reexaminadas y se ha concluido que su cerebro era "excepcional". Se encontró que una parte de su lóbulo parietal, el área relacionada con las habilidades visuoespaciales e ideas matemáticas, es más grande que lo normal y que, además, morfológicamente no estaba dividido por un surco, como sucede en el cerebro normal. Los autores concluyen que tal vez esta anomalía le permitió desarrollar más interconexiones que lo normal (Lancet, 19 de Junio, año 1999).