( Publicado en Revista Creces, Julio 1999 )
Nadie puede negar que por 2000 años ha existido un antagonismo entre la búsqueda científica y la convicción espiritual. Entre la religión y la ciencia. Por lo menos hasta el siglo XIX aparecían la ciencia y la religión como contraria una a otra. Continuamente la ciencia refutaba a la religión con cada uno de sus descubrimientos. A su vez la religión se mostraba contraria a que la ciencia se ocupara de la Causa Primera, o que interpretara la palabra bíblica. Sólo a fines del siglo XX, que curiosamente se caracterizó por una verdadera explosión de los conocimientos, se ha ido produciendo un paulatino acercamiento entre una y otra.