( Publicado en Revista Creces, Septiembre 1981 )
Crecen las publicaciones y programas científicos en los países desarrollados, haciendo nacer una reverencia por las maravillas que la ciencia ha creado. Sin embargo, si no somos capaces de comprenderla, ni entender los cambios que ella posibilita, nos veremos abrumados y hasta destruidos por ellos mismos.