( Publicado en Revista Creces, Noviembre 1997 )
Lograr una vacuna contra el virus de la polio o la viruela, fue relativamente fácil. Se utilizaron virus atenuados o debilitados, que al inyectarse producían la reacción inmunológica adecuada, sin que se multiplicara el virus. Con todo, en algunos casos había complicaciones. De hecho, en uno de cada 100.000 niños vacunados contra la polio, se producen complicaciones cerebrales. Pero en el caso del SIDA, parece que los temores son muy grandes por la gravedad de esta enfermedad, que no perdona a los contaminados. Ello es la que ha impedido seguir igual procedimiento en la preparación de un virus atenuado o modificado, que sea eficiente como vacuna para el SIDA. Para no correr riesgo se ha preferido tratar de aislar sólo alguna determinada proteína de la superficie del virus para usarla como vacuna, pero el problema es que el virus muta muy rápidamente y la proteína que puede servir de vacuna en algún momento, posteriormente puede no serlo.