( Publicado en Revista Creces, Abril 1992 )
Decapitado por los revolucionarios en esos días turbulentos de fines del siglo XVIII en Francia, el científico francés Antoine Lavoisier pasó a la historia como uno de los fundadores de la química moderna. Cierto cargo público relativo a la recaudación de impuestos lo hizo acreedor de las antipatías de los guillotinadores del momento; el destino, sin embargo, lo dispensó de la suprema ironía que habría significado un ajusticiamiento en la hoguera o en la horca, pues el insigne sabio francés cuenta entre sus descubrimientos mayores aquellos relacionados con el papel del oxígeno en la respiración y en la combustión.