( Publicado en Revista Creces, Noviembre 2002 )
Algo sucedió en el año 1908 en Tunguska, una región ubicada en la remota Siberia. Allí repentinamente, una mañana se produjo una misteriosa explosión, que no dejó huellas de ningún cráter, pero fue de tal intensidad, que arrancó de cuajo todos los árboles en un área de 30 kilómetros. La interpretación más aceptada es que el devastador incidente fue causado por algún tipo de cuerpo celestial, que se habría desintegrado unos pocos kilómetros antes de chocar con el suelo. Según algunos, éste pudo haber sido un cometa y según otros, un meteorito rocoso. En todo caso, lo raro es que no dejó muestra alguna del impacto.