Los virus nos plantean muchas preguntas para las cuales aún no tenemos respuesta. Se discute si son organismos vivos o no, ya que son muy simples en su constitución (una pieza de DNA o RNA, envuelta en capas de proteínas) y no son capaces de sobrevivir por sí solos. Necesitan introducirse a las células y beneficiarse de todo su sistema productivo, para así multiplicarse y continuar con su aparente nefasta actividad. Debemos reconocer que, a pesar de su simplicidad, son los únicos organismos de la Tierra (aparte de nosotros mismos) que representan una seria amenaza a nuestra sobrevivencia.

Desde hace algunos años diversos antecedentes vienen culpando a la Chlamydia Pneumoniae como responsable de enfermedades coronarias cardiacas (Creces, Septiembre 1998, pág. 34).

En los últimos años, aparentemente, han surgido nuevas plagas que ponen en alerta a toda la humanidad. Tal ha sido el caso del SIDA, o los priones de las "vacas locas" que parece que también comienzan a afectar al hombre. Más recientemente ha entrado en escena el virus Ebola, que provocando una rápida enfermedad, ya ha matado a más de 242 personas en Africa, específicamente en Zaire y Wikwit. Todas estas enfermedades, aparentemente nuevas, parecen tener algo en común: los animales en contacto con el hombre habrían sido los portadores, y que las habrían transmitido a la especie humana.