( Publicado en Revista Creces, Diciembre 1997 )
Lo que está claro es que la nariz nos proporciona el sentido del olfato. Los aromas (partículas químicas) entran a la cavidad nasal, tanto a través de la nariz como también por la parte posterior de la boca. Navegan dentro de estas cavidades y se van a la parte superior de ellas, donde se encuentra con una mucosa provista de millones de pequeños cilios, proporcionados por las células olfatorias. Allí las moléculas aromáticas reaccionan con receptores nerviosos específicos y envían señales al bulbo olfatorio.