( Publicado en Revista Creces, Abril 2002 )
Siempre una política de salud debe poner mayor énfasis en la prevención de enfermedades más que en el tratamiento de las mismas. Siempre se ha sostenido, y con razón, que es más barato prevenir que curar. En nuestro país, con la implementación de políticas adecuadas, que han incluido intervenciones educacionales, el incremento de la cobertura de atención primaria de salud, el adecuado abastecimiento de alimentos (especialmente durante los primeros años de vida), la mejoría de las condiciones habitacionales y sanitarias, se han logrado fantásticos progresos que se evidencian en la mejoría de la situación nutritiva, como también de las enfermedades infecciosas prevenibles, en la notable disminución de los trastornos digestivos y, en definitiva, en incremento de las expectativas de vida al nacer. Es así como en la actualidad nuestros indicadores biomédicos que miden estos progresos, sitúan a nuestro país entre los mejores de la Región y muy cercano a los países desarrollados, pero con inversiones en salud muy inferiores a las de ellos.