( Publicado en Revista Creces, Mayo 2003 )
El dicho popular de “tal palo, tal astilla" refleja la creencia generalizada de que el temperamento de los padres, al igual que el color de los ojos o el color del cabello, son factores que están impresos en los genes y que pasan de una generación a otra. Sin embargo, a diferencia de los factores físicos, no ha sido fácil demostrar que el comportamiento y el carácter de las personas esté también impresos en los genes y sean transmitidos de una generación a otra.