( Publicado en Revista Creces, Diciembre 2001 )
Durante los últimos decenios el mundo ha presenciado tremendos cambios derivados del fantástico desarrollo del conocimiento y sus aplicaciones tecnológicas. Como consecuencia de ello, la sociedad se ha tornado cada vez más compleja y competitiva. Hoy en día, si alguien quiere incorporarse a ella con posibilidades de éxito, depende directamente del nivel educacional alcanzado y de las habilidades aprendidas. En el proceso de globalización mundial, las posibilidades como país también están dadas por el nivel educacional que alcance el promedio de sus componentes. En nuestro país, el bajo nivel educacional se ha convertido en el principal factor limitante para lograr una adecuada calidad de vida y una mejor distribución del ingreso. Nuestras posibilidades de desarrollo ya no dependen sólo de las estrategias económicas que se hayan diseñado, sino fundamentalmente de los niveles educacionales alcanzados por su población. Hoy estamos frente a una economía basada en el conocimiento.