( Publicado en Revista Creces, Marzo 2000 )
Cuando las termitas invaden una casa, no hay nada que hacer. Si es de madera, pueden socavarla totalmente. Si se meten en la madera de algún mueble, silenciosamente se la van comiendo, hasta cuando ya no tiene remedio (Creces, abril de 1999, pág.6). Lo curioso es que las termitas no tienen capacidad para digerir la madera, porque no pueden degradar la celulosa. Para lograrlo se han asociado con bacterias que se alojan en su intestino. Las termitas raspan la madera y se la tragan. Las bacterias de su intestino se encargan del resto. El efecto final es devastador.