No se puede negar que las campañas contra el cigarrillo han producido impacto, pero no han logrado erradicar el hábito, ni tampoco disminuir significativamente las consecuencias, siendo aún muy altas las muertes producidas por el hábito de fumar. Tal vez ha llegado la hora de agregar otra estrategia. Frente a la imposibilidad de dejar el hábito, debieran desarrollarse esfuerzos para que el cigarrillo no fuera tan dañino.
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